martes, 30 de noviembre de 2010

Igual...



¿Esta el faquir entre nosotros?
¿Te ha ayudado a elegir tu camino?
¿Crees que lo necesitas?

La respuesta de esta última será la primera a descifrar. He leído que, a veces, aguardar a que la marea fluya es mejor que moverse sin tener claro el camino. Esta breve frase nos puede ayudar a descrifrar aquella primera pregunta, y cierra el círculo.

Si, el Faquir ha pasado por aquí.

En realidad, el Faquir no calma el mar revuelto, no frena los vientos, no allana las montañas, y por supuesto, tampoco calma lo incalmable. El Faquir me dijo una vez que el fondo del mar no se puede ver con marejada, que si el entorno no estaba completamente sereno y calmado, calmoso y claro, no podría alcanzar la profundidad del problema.

Puede que, el Faquir, con su capacidad innata, su habilidad perspicaz y su agilidad contumaz con solo mirar la superficie del mar haya sido capaz de alcanzar las raíces del árbol. No lo se. ¿No lo se? ¡¡¡No lo se!!!

Y es que la figura del Faquir puede que no sea algo físico, material o corporal. O si. El “faquir” se ha aparecido. Yo lo he sentido. O no.

Me ha enseñado que no es necesario tener nada claro para estar alegre, que todo surge, o igual no pasa. Que no hace falta tener planificado nada, ni siquiera la próxima palabra. Me ha explicado que el camino probablemente no exista. Eso, ¿ahora que mas da?
Me ha enseñado a apartar la preocupación de mi lado. También me dijeron que igual era un proceso. Pero, un proceso entendido como la fabricación de una materia, al final un proceso lleva a un fin, o un proceso entendido como una sucesión de estaciones, fases…necesarias. ¿Puede ese proceso pararse ahora?

En fin, el Faquir igual me ha enseñado que igual ocurren hechos o igual no.

¡Espera! O eso creo… Bueno, igual quiso enseñarme esto o igual no.

Igual…